Castillo, pitas y amor en Cabo de Gata

Photocall

Encontrar la conexión con una pareja para sacar el máximo partido a la belleza de una celebración es fundamental. Teresa y Fernando marcaron nuestro camino gracias a su expresividad, frescura y entusiasmo. Todos estos elementos indudablemente quedaron reflejados en cada momento de ese 7 de septiembre de 2013. ¿Es posible organizar una boda desde Madrid?. Ellos no lo dudaron ni un momento, y de esta manera, Teresa madrileña y Fernando catalán, pasaron de la gran ciudad y se trajeron hasta las Negras a sus seres más queridos para celebrar su boda con Catering Alcazaba en el Cortijo Carpe Diem. Desde que decidieran ponerse en contacto con nosotros unos meses antes, arrancaría una aventura llena de retos en los que nos fascinaba tratar con dos personas enamoradas de Almería.

Imagen enamorados

El Castillo de los Escullos
fue el escenario del enlace donde la delicada interpretación del músico Jesús Fernández aportó al final de la ceremonia una atmósfera de calidez que resultaba realmente armoniosa con ese característico paisaje del Parque Natural Cabo de Gata. El constante chispeo de lluvia no frenó la ilusión de los novios y de sus invitados que al llegar al lugar de la celebración encontraron infinidad de detalles.

Pita image009

Velas,farolillos, encaje, botellitas, pizarras… aportaban un estilo romántico pero sin excesos gracias al carácter veraniego y desenfadado de este cortijo. La iluminación de la piscina y la palmera que la presidía también fueron importantes a la hora de establecer un clima único. Así quedó la panorámica del banquete compuesto por mesas decoradas con un camino de arpillera, velas, falorillos y un precioso marco blanco que contenía el menú y el nombre de la mesa.

Mesas

La fotografía fue uno de los aspectos más divertidos de esta boda gracias a un Photocall que demostraba el entusiasmo de la pareja por este gran día. Cada elemento era muy especial y podía comprobarse en detalles como las guirnaldas que fueron realizadas por la madre de Teresa. Al dar un rodeo al cortijo uno se topaba con un altar natural de piedra en el que antiguas cámaras fotográficas y maletas que contenían instantáneas de los novios, aportaban al escenario un aire de nostalgia y felicidad al mismo tiempo.
Por supuesto en esta noche no faltó el encaje vistiendo con su pulcra elegancia diferentes recipientes de cristal.

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Maletas fotos

El buffet de postres fue una de las grandes atracciones de esta boda tan bonita de la cual aprendimos que la sonrisa de los novios e invitados son la mejor moneda y que ni el postre con más azúcar nos endulzaría tanto aquella noche de verano.

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